En el trabajo de Claudia Rebeca se busca llevar a cabo una aproximación sensible y matérica a determinadas cualidades antropomórficas que han sido clave en su práctica durante los últimos años. El antropomorfismo, entendido como un reconocimiento de aspectos formales de la escultura pero plasmado a través de una figuración de baja intensidad que se escapa y que genera, mediante un proceso de abstracción, una relación de continuidad con el paisaje.
Aunque incluye una consideración de la realidad, de la observación del entorno cotidiano y del paisaje, e incluso de aspectos biográficos, la construcción de la imagen u objeto surge a partir de una operación material. Claudia Rebeca centra su enfoque en un proceso de diálogo con la complejidad de los encuentros y los materiales simbólicos que se generan durante el desarrollo del trabajo. No puede negar que en su obra hay algo de tótem, de máscara y de maquillaje.