Marie y Augusta:
No compartimos una temática concreta; somos cómplices frente al acto de creación.
Augusta:
Cuando comenzamos a trabajar con la materia, dejamos de lado los conceptos y nos dejamos llevar
por nuestros impulsos vitales y por el descubrimiento de las obras a través del proceso.
Marie:
Nos encontramos en una relación común con el proceso creativo más puro. Este proyecto que
presentamos en Madrid trata de lo que significa ser artistas frente a nuestros propios medios… pero
también habla de nuestras acciones, de la ayuda mutua, de nuestra intimidad, nuestros debates,
intercambios, historias pasadas y por venir… de sororidad también, de vínculo, de materialidad.
Augusta y Marie:
Es algo profundamente poderoso.
Augusta:
Veo nuestras obras reunidas como un bosque, creando entre ellas senderos, profundidades y cercanías.
Imagino una danza de sombras y luces, de colores e hilos que oscilan en el aire como un móvil.
Marie:
Suspendidas…
Desfasadas…
Me gustaría trabajar el espacio como una trama, que puede cortarse y retomarse, como una
conversación. El espacio de la galería se convierte en el lenguaje de nuestro diálogo, donde las obras
pueden colisionar entre sí a través de sus formatos. Al hacerlo, crearán un nuevo espacio, saliendo de
los muros.
Augusta:
Para mí, una pintura es ante todo tridimensional. Me gustaría presentarlas suspendidas en el aire,
sostenidas por hilos, para que todos sus aspectos se revelen —igual que ocurre con tus tejidos.
Marie:
Sí. Creo que es importante mostrar el lado bruto, el proceso en sí.
Augusta:
Ese aspecto bruto, sí… lo comprendo. Tengo una relación muy fuerte con el lino cuando pinto.
Debe conservar su propio lenguaje, incluso bajo las capas de pigmento que lo cubren. Una pintura es
tanto la suma de los materiales que la componen como la imagen que aparece en su superficie.
Marie:
Trabajo con una técnica de cuadrícula en mis cámaras de aire. Lo veo como un alfabeto del tejido, una
reescritura narrativa a través del lenguaje de los motivos. Estos tejidos tendrán un lado pintado y otro
crudo.
La luz reflejada sobre el cobre, eso es lo que da vida a la obra.
–
Esto es un fragmento de una de las múltiples conversaciones que constituyen la base de Diálogo sobre hilos de cobre, el primer encuentro expositivo entre Marie Hazard y Augusta Lardy Micheli, una colaboración deseada desde hace tiempo que se materializa en Belmonte. La amistad que une a ambas artistas se transforma aquí en una trama invisible que atraviesa la exposición y cuya energía impregna la sala.
Nos encontramos frente a una instalación vibrante y dinámica, alejada de las paredes, donde las obras se despliegan en el espacio para facilitar ser observadas desde distintos ángulos y donde se intuye un empeño concreto en
proporcionar un mayor campo visual y más información al espectador. El movimiento se sugiere gracias a la luz natural cambiante de la sala, que genera sombras y reflejos, y multiplica así la paleta cromática de las obras, y a través del aire que circula en el espacio, que hace oscilar sutilmente las piezas suspendidas desde el techo.
El contraste o la contraposición de elementos podría entenderse como una clave de lectura de algunas obras de la exposición. Lo encontramos, por ejemplo, en las piezas de hilos de cobre y cámaras de aire donde la oposición es evidente en su forma (la fragilidad que transmite el hilo de cobre frente a la rudeza del caucho sintético de la cámara de aire), en el color (cálido y brillante del cobre en oposición al matiz negro del caucho – que en ocasiones también aparece pintado por la artista con óleos en barra, buscando reflejar la luz-), y por último, en el origen de los materiales, claramente industrial en el caso del caucho frente al origen natural del metal. Otro ejemplo de contrastes lo encontramos en el tapiz Boro Boro, tejido artesanalmente por la artista, en él mezcla papel, polyester y lino, conformando una cuadrícula donde aparecen dos imágenes tejidas que representan dos fotografías de sus
propias manos, recordándonos quizás el origen manual de la práctica artesana. Este juego de capas y significados constituye no solo un ‘tejer’ de materiales sino también de disciplinas, de medios y de conceptos.
En el caso de las cuatro planchas de cobre, volvemos a encontrar una mezcla de materiales, técnicas y disciplinas.
El cobre hace aquí de soporte para el revelado de fotografías que se realiza por medio de rayos UVA de camas solares (de nuevo se contrapone lo natural y lo mecánico). La oxidación saca a la luz los motivos vegetales de las imágenes y sobre ellos se aplican capas de pintura transparente que resaltan ciertos detalles. En este caso, son la técnica y el soporte empleados los que revelan la importancia del tiempo involucrado en la creación de la imagen, así como el valor de ese recuerdo de un instante fijado previamente a través de la fotografía. A partir de ahora, ese momento queda impreso en un soporte vivo como el cobre, que, con el paso del tiempo, añadirá su propia pátina a la imagen, prolongando y transformando su apariencia y significado.
Otro instante simbólico capturado en metal son las flores de ganchillo tejidas con hilos de cobre, una pieza escultórica artesanal, que actúa como réplica y homenaje a un gesto de amistad. Esta obra no busca solamente preservar ese momento, sino también prolongarlo en el tiempo como expresión de gratitud hacia ese vínculo.
El gesto podría considerarse también otra clave desde donde leer la exposición. En el caso de las pinturas al óleo sobre lino, se aprecia con claridad como la tela absorbe el óleo y se intuye como la pincelada rehuye pintar sobre lo ya pintado con el fin de dejar entrever la relación de los materiales. Al final, el hecho de mostrar visualmente el lino debajo de la pintura, es permitir que esa materia no sea un mero soporte, que su presencia ahí aporte significado y constituya parte íntegra de la obra.
Y esto, en esencia, es una cuestión común e inherente en la práctica artística de Marie y Augusta; los materiales que emplean están en el centro de su discurso, con ellos componen su lenguaje y con ellos nos cuentan su historia.
Texto por Gema Melgar