El espacio de un antiguo abrevadero de vacas llamó la atención de Sol Abaurrea y Ana Coronel de Palma y el amor a primera vista fue la motivación de que la galería Belmonte se situara ahí.
Carabanchel se ha convertido en un nuevo enclave para el arte en Madrid y las jóvenes galeristas han sido las últimas en instalarse en el barrio, aprovechando las posibilidades que les ofrece la amplitud de la nave. Abaurrea y Coronel de Palma atienden a ABC Cultural en su oficina y, con un eco casi ensordecedor, explican el proceso de la nueva apertura, las dificultades del sector, atreverse a abrir en plena pandemia y cómo están afrontando la feria madrileña.
—¿Cómo nace la galería Belmonte?
—Sol Abaurrea: Belmonte nace de Intersticio, una galería que se situaba en la calle Alcántara hasta hace unos meses. Éramos tres socias, teníamos un espacio en Londres y otro en Madrid.
—Ana Coronel de Palma: Inglaterra no funcionó muy bien así que cerró, la tercera socia se fue del proyecto y hemos cambiado el nombre y la ubicación. Sin embargo, seguimos representando a los mismos artistas y continuamos con la misma línea de programación.
—¿Con qué artistas trabajan?
—S. A.: Apostamos por artistas emergentes y jóvenes que llaman nuestra atención por su trabajo o por la proyección que tienen. A muchos los conocemos de antes, a otros los fichamos por exposiciones colectivas, recomendaciones de comisarios… Nos gusta trabajar con profesionales de nuestra generación ya que compartimos bastante y crecemos bastante con ellos.
—A. C.: Por ahora representamos a cuatro: Lucía Bayón, Andrés Izquierdo, Martín Llavaneras, con el que fuimos a la pasada edición de ARCO, y Augusta Lardy, a la que empezamos a representar ahora. Lardy es una artista suiza que vive en Londres y con la que colaboramos en una exposición colectiva en noviembre de 2021. Nos presentó su trabajo, nos encantó y ahora colaboramos con ella.
—¿Por qué Carabanchel?
—A. C. En este barrio se encuentran muchos estudios y también hay dos galerías justo aquí al lado. Nuestros artistas están en Usera, y Matadero, el Museo Reina Sofía o la Casa Encendida están cruzando el río. En Carabanchel están pasando muchas cosas a nivel artístico y donde estábamos nos sentíamos lejos del paracircuito.
—S. A.: Vemos mucho interés por esta zona. Esto también es positivo para las propias galerías ya que así nos podemos visitar unas a otras. Normalmente, los horarios de apertura y cierre son los mismos y siempre se han dado problemas, pero la cercanía nos resuelve esto.
—¿Por qué eligieron esta nave para abrir la galería?
—S. A.: Nos gustó desde el principio por el jardín, el techo es muy alto y los ventanales ofrecen mucha luz. Es un antiguo abrevadero de vacas y decidimos mantener un poco la estructura en la parte de la oficina y en el almacén. Encontrar espacios así en el centro es complicado, además del movimiento natural que están teniendo los artistas de alejarse del mismo y buscar espacios más grandes.
—Hacerse un hueco en el mundo del arte es complicado, ¿Cómo se afronta esto?
—A. C. Cuando empiezas todo es mucho más cuesta arriba. Lo cierto es que no somos muy conscientes de que haya muchas ayudas. De febrero a mayo nos seleccionaron para una exposición en CentroCentro y ese tipo de cosas sí que están bien, ya que nos conoció mucha más gente de la que podría venir a la galería. Sin embargo, para muchas de las ayudas se exige que lleves al menos dos años de actividad y al final son receptoras las galerías que llevan establecidas más tiempo.
—¿Cómo están afrontando ARCO?
—S. A.: Con muchas ganas y estamos preparando ya todo para la feria. Es nuestro segundo año en ARCOmadrid y lo cierto es que nos han tratado fenomenal. Cuando nos llamaron el año pasado para participar nos pusimos muy contentas ya que se vuelcan con nosotras.
Las comisarias de la sección de ‘Opening’ nos acompañan mucho en el proceso previo y hacen un gran trabajo durante la feria, nos traen a directores de instituciones, coleccionistas, comisarios y se aseguran de que todo el mundo se pase por el stand. La feria es muy grande y no siempre da tiempo a que la gente llegue al pasillo donde estamos las galerías nuevas. En ARCO la gente suele ir a las que ya conoce, un poco con el plano de lo que quieren ver ya estudiado de casa. Sin embargo, ellas hacen muy bien esta labor de captación del público.